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De mar Amar18-06-2021

Capítulo Séptimo

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Luego se la turbulenta despedida a orillas del mar, Alejandra regresó a casa de su amiga Catalina a buscar a sus niños. Pese

-Amiga! ¿Qué te pasó? Mírate, parece que te hubiera agarrado una tormenta pero no hay mal clima. ¿Estás bien Ale? Juan Manuel no está así que si quieres hablamos un rato mientras los  peques juegan.

-No lo sé Cata, realmente no lo sé -Alejandra se sentó y dejó caer una lágrima mientras tenía la mirada como perdida en sus pensamientos.

-¿Pero qué pasó? Sabes que podés contar conmigo Ale!

-Se va amiga! Sebastián se va de nuevo para España!! Parece que tiene que hacer un trabajo importante allá y su jefe le pidió que vuelva con urgencia.

-Bueno pero en algún momento iba a pasar, pues él vive allá, no?

-Si Cata, pero no pensé que sería tan pronto. Yo le había prometido que hablaría con José y definiríamos juntos cómo seguir con esto que nos pasa, nos amamos! Y ahora no sé qué hacer, no me animo a hablar con José si él no está aquí, ¿y si no vuelve?. También me contó que se encontró con su hija y ella le reclamo el por qué no estuvo presente después de su separación, ¿y si eso le movió el piso y necesita tiempo para pensar qué quiere hacer con su vida? Tengo miedo amiga, no quiero perderlo, nunca antes me había sentido así por alguien..

-ay Ale Ale, te advertí que esto te confundiría y te traería problemas!

-Es que vos no entendés Catalina! Lo amo de verdad! Amo quien soy cuando estoy con él, amo como me hace sentir, amo como me mira, como me trata, Amo cuando se enoja y me discute algo porque me enseña otra mirada sobre una misma cosa, Amo su historia y cada cicatriz que hace visible al contármela, Amo su valor de seguir luchando por una causa que le quitó tanto en su vida, Amo su talento de poeta, Amo que me ame como yo lo amo y eso amiga mía es muy difícil de encontrar!!

-Amiga me dejas sin palabras, nunca te había visto así. Debo decir que me da un poco de envidia pero me alegro por ti de verdad! Has encontrado un tesoro en este mundo casi escaso de conseguir. Así que tranquila, yo te apoyo! Mientras esperas y ves cómo sigue todo pensemos en qué le dirás a José cuando llegue el momento. ¿lo seguís notando raro?

-Si amiga, habla por teléfono todo el tiempo encerrado en la habitación y casi no me conversa sobre tema de trabajo, ni me pregunta por el mío, pareciera que hay algo que realmente lo aqueja internamente. Lo descubriré en estos días, eso te lo aseguro!

Alejandra se despidió de su amiga esta vez con una mirada cómplice y serena mientras salía con Dante y Josefina de la mano hacia el auto…

Cuando llegó a su casa vio el auto de José estacionado. Que hacía allí? Nunca estaba en casa a esas horas y en pleno día de semana.

Acostó a los niños que estaban rendidos de tanta jarana con los chicos de Catalina y se acercó al dormitorio. Su marido yacía casi en posición fetal totalmente vestido, apenas si la saludó. Alejandra percibió el vaho de alcohol que le impregnaba las ropas. Fue hasta la ventana y corrió las cortinas desde donde pudo apreciar el despertar de Villa Clelia, atestada de turistas. Mansas familias caminando a la playa con los sillones y sombrillas a cuestas.

Luego se acercó al esposo que tenía los ojos entrecerrados.

-Por casa un día de semana? Te vas a quedar?

-Pedí licencia unos días. Tengo un stress de la gran puta…

Te hago un té?. Porque no te sacás la ropa y te relajas un poco

-No está bien dejá así nomás.

-Bueno por lo menos los zapatos . . .

Y se dirigió al pie de la cama, tironeando los cordones para quitárselos. José pegó un puntapié  sacudiéndolos y con los propios pies se los sacó empujando a los talones.

-Hay que creer que sos rompepelotas cuando querés Alejandra! Y giró en la cama mirando fijamente el techo. Alejandra se percató que no le preguntó absolutamente nada de su ausencia, de la visita a Catalina, de llevar los niños. Se dio cuenta que tenía algo grave que ocultar. Se sentó en la banqueta, imaginó que allí estaba su atleta de bronce, que el atildado peinado de gel y las canas asomando eran una melena renegrida, que los ojos pardos y apagados eran el verde raro y llameante. Le apoyó la mano en el hombro y dijo:

-Vamos porque no me contás que pasa? Eh? Te haría bien sacarlo afuera . . .

- Hay un quilombo en la empresa- dio un respingo y se aflojó la corbata gris- No sé qué mierda pasó pero en la época de los milicos, los gerentes anteriores parece que denunciaron subversivos que andaban en las plantas y las terminales agitando al personal. Los milicos se los llevaron y ahora están investigando todo

-Y vos que tenés que ver con eso?. Los militares hace cuánto que se fueron…

-Te acordás que te conté que yo entré de pendejo tenía 18 años. Bueno fui a la división de usados y ahí no sé… recorrí media provincia metiendo autos, inscribiendo en el registro, los usados que había en todos lados, las terminales, las concesionarias… Que se yo, ahora salen que eran algunos autos de desaparecidos y  guerrilleros y que se yo que mierda! El caso que nosotros administramos hasta los desarmaderos y ahora nos pueden llamar a declarar

-bueno pero vos eras un empleado, te dieron una orden, esas cosas habían pasado antes, lo de los detenidos y demás, vos n o sabías de dónde venían esos autos y las partes… vos no sabías no?

- Que  se yo!

-Cómo que se yo?!

-Damián me  metió en la empresa y me dijo que aparte del sueldo habría una comisión por ventas y transferencias de las unidades viejas…

- Damián, si-dijo Alejandra- el padre o el tío era militar no? Claro, ay por Dios ganabas más por eso? En que te metiste

-Yo no me metí en nada. Yo no maté ni entregué a nadie como los gerentes, era un chico cuando pasó eso. Yo… vendía autos y punto que no vengan

-Ah no sabías, no sospechabas ni nadie te dijo nada. No te pareció raro vender esos autos, que oh casualidad todos los dueños estaban muertos o desaparecidos, me acuerdo sí que comentaste algo que me pasó desapercibido entonces, pero

-Alejandra, para un poco que de esto no se habla. Entendés? Con nadie. Y menos a alguna amiga como tu famosa “Cata”. Que la conchuda esa es la putera más grande de Mar de Ajó.

-Catalina es muy buena amiga, nos ayudó un montón con los chicos. No voy a andar desparramando nada, eso sí no me gusta ni medio lo que anduvieron haciendo. Tenías necesidad de mezclarte en algo así?

-Escuchame, con qué mierda se te ocurre que hicimos esta casa y tenés todo lo que tenés. Eh? Con el sueldito de muerta de hambre del banco?

Alejandra palideció. Su marido giró hacia la pared tapándose con la cubre cama. Se sintió extraña y lejana de ese hombre. Una nueva sombra lo distanciaba. No solo era el hombre que con quien no podía ser feliz. Ahora Ella y los niños podían estar afectados por lo más terrible que le pasó al país. Una oscura sensación de ahogo, miedo visceral y de rechazo a Madero la invadió mientras abandonaba el cuarto.

-Ay por Dios Seba, cuanto te necesito!- se dijo en vos alta. Como si estuviera allí frente a ella el gigante de bronce.

 

 

Del otro lado del océano, un invierno benigno adormece la fiebre de las salinas de Torrevieja, donde las tensiones no parecían ser mejores que las del Mar de Ajó. Sebastián había enviado y respondido los mail de todos sus frentes abiertos preparando el precipitado regreso, contando un poco sus penurias aquí y allá. Las respuestas no se hicieron esperar.

Llamo a su jefe y amigo de >Torrevieja para imponerlo de las novedades.

 

-Cómo puedes tener el culo, tan lejos de la cabeza!!!- Estallo Gustavo en el TE. -Nuestro editores no quien saber nada de política y mucho menos con los militares y sus mierdas. Pero no re involucres y mucho menos mediando una mujer el protagonismo,… Sabes lo que está en todos los titulares del país, aquí? Que el nuevo gobierno no impedirá que continúen los juicios por los crímenes de lesa humanidad. Por la presión internacional, y la fuerza de los organismos como las madres, abuelas que buscan a sus nietos, abogados de estudios relacionados con esos organismos, prensa especializada. Pero tampoco verá con buenos ojos a quienes metan las narices, como la prensa extranjera lo hice en el pasado gobierno. Eso lo pueden hacer los grandes medios. Piojos como nosotros tendremos problemas. Ya te mando un  mail.

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Gustavo Iglesias

To:

Sebastián Angelini

 

Yo entiendo tu pasado y que quieras averiguar lo que pasó, pero algo muy distinto es meterte a querellar contra esa gente. Hay mucho poder detrás de ello. Mirá lo que pasó acá con el juez campeón de los derechos humanos. O no sabes lo del juez Garzón?. Un juez! Jurista de prestigio internacional. Entre la Moncloa y los supervivientes de la guerra civil lo hicieron picadillo.

Y el planteo que me hacés de vivir en Argentina, de abrir una oficina en argentina para una corresponsalía, pero qué te pensás? que somos Le Monde o El País, y todo por qué? Por una pollerita argentina. Por esa tal Alejandra. No se puede salir corriendo atrás de cualquier chavala por bien parado que tenga el trasero. Y estoy leyendo “que la amo con locura”, y sí! hay que estar medio loco para que te mande a cruzar el océano y destruyas un matrimonio, y estés saltando de vez en vez el Atlántico para honrar a la argentinita. Tenés una responsabilidad y un trabajo que hacer. Más te valdría volver y preparar otro regreso si se quiere pero con Clara. Vamos hombre déjate de aventuras que ya sos un hombre grande. Andá a verla, mirá a la cara tus hijos. Ella y la hija, las más chica se comunicaron aquí y le dimos tu correo. Acá más tranquilos vamos a conversar. Y ojo de nuevo. Como víctima podés hacer todo el jaleo que quieras hombre pero nada de prensa.

 

La llegada de los avisos de las reservas para los vuelos a España, no dieron mucho tiempo para pensar en una despedida ordenada con Ariel Ingaramo,  mucho menos con Ernestina. Con un mail breve se despidió de todos prometiendo nuevos mensajes más extenso para abordar todo lo posible de hacer en un próximo regreso.

Las ultimas cavilaciones lo habían perseguido cuando tomo el colectivo hasta Ezeiza, en el vuelo que hizo una escala en >Tenerife, en Barcelona donde pernoctó, y la ancha vereda junto al mar de Torrevieja. Y esa caminata con el viento frío del invierno mediterráneo lo ayudo a considerar la distancia a tantas emociones. Por un momento vio en las chavalas que iban tras las fritangas y las vidrieras de modas a Alejandra y su menudo cuerpecito llevando a sus niños, corriendo por las pasillos de la cabaña de mar de Ajó.  Sentía que podía controlar las demandas y presiones de su amigo y jefe, de Ariel y el pasado de su hermano y madre desaparecidos, los reclamos de Ernestina y su adolescencia turbada. Pero no podía con Alejandra, y era lacerante pensar cómo podía haberla dejado del otro lado del mar. Una cabellera cantando con acento andaluz, pasó como una ráfaga junto a él y se la recordó de tal forma que casi se vuelve a perseguirla.

Por fin en su departamento, los largos días de silencio de radio, se desmoronaron con el aviso en la bandeja de entrada.

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Alejandra Eberhard

To

>Sebastian Angelini

Querido Sebastián

¿Cómo estás? Te cuento que por aquí cada día que pasa me implica un esfuerzo más grande que debo hacer para soportar tu ausencia.

Recuerdas que te conté que José andaba raro, bueno logre hablar con él y parece que la automotriz donde trabaja está comprometida en los juicios a los militares de los que me hablaste, ¿podes creer? Me contó que él estuvo en la parte de venta de usados que resultaron ser autos de desaparecidos  y que cobraba comisión por ello, entonces ahora parece que lo podrían llamar a declarar y perdería su trabajo.

Yo la verdad que no me compadezco para nada, pues me dio a entender que sabía lo que hacía pero que se confió en que no traería consecuencias, pero lo peor de todo es que trate de contenerlo y de realmente conectar con él porque me dio pena verlo así y me trató para la mierda, hasta despreció mi trabajo en el banco siendo que me significa un sacrificio enorme salir a trabajar fuera de casa y luego llegar, atender a los niños y a los quehaceres del hogar, hasta hablo mal de mi amiga Catalina, cuando ella es la única que me da una mano en todo cuando lo necesito porque no puedo contar con él ya que nunca está en casa.

Corazón quiero unirme a tu causa y a la de los tuyos! El país y la sociedad nos necesitan!, no quiero más vivir así reprimida, ciega ante las obligaciones impuestas por un grupo de gente que maneja todo manteniéndonos sumisos y distraídos con superficialidades. Pienso en mis niños y quiero dejarles un buen ejemplo, que vean en mi a una madre feliz, que lucha por un mundo mejor y que lo hago por ellos y por amor! Por amor a la patria, por amor a la vida, por amor al prójimo y que eso no tiene nada de malo!

Y respecto a nosotros, Seba de mi corazón, quiero ser tu lugar favorito cuando quieras escapar del mundo!!

Te amo!

Ale. 

Por un momento pensó en armar una larga argumentación de las reflexiones necesarias, de las consideraciones a lo que lo llevaba la respuesta de Alejandra. Pero el giro de las posiciones de Alejandra y la siniestra revelación de su marido encendió todas las alarmas. No creía que su Ale, tomara conciencia del verdadero peligro y la dimensión del abismo al que se asomaba.

Cavilaba sobre ello cuando distinguió otro mensaje en la bandeja de entrada.

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Clara Zehnder La Falda

To

>Sebastián Angelini Torrevieja

Sé que estuviste en el país por las indagaciones que hizo Ernestina. Lamento que las cosas hayan llegado a este punto, pero la imagen de héroe del regreso no te cabe grandísimo hijo de puta. Ahora Ernestina cree que deliberadamente los separé del padre. Lo que no saben que era necesario un distanciamiento hasta que fueran grandes y pudieran juzgar mejor las cosas. Como explicarle a criaturas de grado primario que el padre iba a revolcarse por ahí matizando sus obligaciones de prensa, con esa loquita de Mar de Ajó. Pobre esta minita que encontraste, pobre mujer!. Lo único que voy a decirte es que no puedo impedir que te relaciones con tus hijos, pero cuidado con lo que vas a decir o hacer. Porque soy capaz de ir a Mar de Ajó si algún día regresas o viajar a España a desenmascararte y decirle a tus camaradas de la Revolución que un tipo que no sabe ser fiel a su esposa, difícilmente pueda ser leal a su movimiento, a sus compañeros, a la Patria y a su bendita causa de los derechos humanos.

Sebastián apagó la computadora con  paciencia. Navegaba entre la felicidad de sentir a Alejandra más cerca que nunca y el resentimiento de Clara más vivo y reverdecido que nunca. Se dispuso a contestarle a Alejandra e in tentar olvidar todo los demás por unos días al menos

 

Pero el torrente de veneno que bajaba de las sierras cordobesas apenas había empezado su deshielo. Un nuevo mensaje destilaba el largo proceso de ausencia:

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Clara Zehnder La Falda

To

Sebastián Angelini Torrevieja

La lucha, los caídos, edificaremos la revolución sobre la sangre de los mártires, harta de ese discurso y de la poca autocrítica que hacen. Resulta que ahora los que hemos sobrevivido y tratamos de llevar una vida, sin heroísmos claro, pero con la lucha diaria de formar y mantener una familia, un trabajo en el caso de que se consiga, apechugándola. Mi lucha, no la de tantos figurones que ahora se desgarran las vestiduras con derechos humanos y todo el discurso.

Resulta ahora que si no te mataron, sino estuviste exiliada o torturada, sos sospechosa de gorila, burguesa y vayan a saber cuántos sambenitos más. No voy a negar que hay gente buena y sufrida dentro de los organismos de derechos humanos de hoy, y tal vez los crápulas de tu calaña sean solo una minoría, pero sabés una cosa, todos estos años busque olvidarte, ningún tipo que se me arrimó pudo entusiasmarme, y nunca pude hacer como hacen otras de quemar fotos y papeles del pasado. Aún conservo la alianza de nuestro matrimonio y sabés que, ¡no pude hacerla plata porque soy así de boluda! Me acuerdo cuando la bendijo el cura en la iglesia de la inmaculada concepción. Pero que podés saber vos de esas cosas, si debe haber sido la única vez que entraste a una Iglesia, porque bragueta inquieta como sos, sos capaz de atropellarte una monja que está prendiendo las velas. . .

No terminó de leerlo y paso al siguiente mensaje:


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